lunes, 27 de abril de 2015

La variedad

Cuchillos, medias, avioncitos chinos, linternas, carpetas, cuadernos, agendas, lapiceras y resaltadores, cinta métrica, correas y collares de perros, chalinas, cremas medicinales, tijeras, enhebrador automático de agujas de coser, set de agujas, tijeras, auriculares, cargador portatil de celular, máquina de coser portatil, tarjeteros, fundas para SUBEs, chips para celulares.
Juego de destornilladores, diarios, set de libritos para pintar y otros juegos para chicos, stickers, figuritas del mundial, cartas naipes, tarjetitas a voluntad, un gancho para colgar ropa (se adhiere a cualquier superficie, soporta seis kilos).
Libros de alguna colección de diario que sobraron, diccionarios de la lengua española o español-inglés/inglés-español, encendedores, velas largas para encender hornallas.
Sopa de letras con lapicera incluida, películas últimos estrenos y música
[Rock, rock nacional, pop, cumbias, reggaeton, bachata, lentos, clásicos, clásica, jazz, blues, salsa, folklore, tango, infantiles, éxitos de las telenovelas], música en vivo con variedad de instrumentos y voces (a voluntad) (en algunas ocaciones el CD del artista a veinte pesos), gente que hace equilibrios complicados (a voluntad), carilinas, bolsas de consorcio, curitas, espejos, termómetro digital.
Semillas para plantar. Lector de memorias. 
Gomitas que se pusieron de moda, esas que las vas enganchando con una aguja y se hacen pulseras. 
Muñequitos del hombre araña, medias color piel para damas, lápices truchos en cajas de Faber Castell.


Todo tipo de chocolate con todo tipo de rellenos todo tipo de marcas. 
Todo tipo de caramelos y chicles  todo tipo de marcas.
Panchos, gaseosas, aguas minerales, saborizadas, jugos, helados (palito o un cuarto).
Todo tipo de alfajores de gustos y marcas. 
Todo tipo de galletitas todo tipo de marcas.
Chupetines Picodulces y otros.
Papas fritas Lays.
Chipás, pan casero con o sin chicharrón, bandejitas de galletitas y facturas de las personas cristianas en recuperación de alguna adicción.
Sopa paraguaya.
Sandwiches de milanesa, Mantecol, pan dulces, budines, café-cafeeé, turrones, garrapiñadas.
Guiones diversos sobre la necesidad del dinero para vivir e historias trágicas sobre enfermedades, pobreza, saludos, gestualidades especiales, palabras inentendibles, papelitos de toda clase con o sin sentido, miseria, verdades, mentiras y medias verdades, agresividad, lástima, insultos, lágrimas, agradecimientos, silencios, compasión colectiva, desvíos de miradas.



Ferrocarril Gral. Roca, Ezeiza-Plaza Constitución/Plaza Constitución-Ezeiza.


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Texto: Gisela Stuchi.

sábado, 28 de marzo de 2015

La vida del comerciante según "El juguete rabioso"

He pensado mucha veces que se podría escribir una filogenia y psicología del comerciante al por menor, del hombre que usa gorra tras el mostrador y que tiene el rostro pálido y los ojos fríos como láminas de acero.
¡Ah, por qué no es suficiente  exponer la mercadería!
Para vender hay que empaparse de una sutilidad <<mercurial>>, escoger las palabras y cuidar los conceptos, adular con circunspección, conversando de lo que no se piensa ni cree, entusiasmarse con una bagatela, acertar con un gesto compungido, interesarse vivamente por lo que maldito si nos interesa, ser múltiple, flexible y gracioso, agradecer con donaire una insignificancia, no desconcertarse ni darse por aludido al escuchar una grosería, y sufrir pacientemente el tiempo, los semblantes agrios y malhumorados, las respuestas rudas e irritantes, sufrir para poder ganar algunos centavos, porque <<así es la vida>>.
Si en la dedicación se estuviera solo… mas hay que comprender que en el mismo lugar donde disertamos sobre la ventaja de entablar negocios con nosotros, han pasado muchos vendedores ofreciendo la misma mercadería en distintas condiciones, a cual más ventajosa para el comerciante.
¿Cómo se explica que un hombre escoja a otro entre muchos, para beneficiarse beneficiándole?
No parecerá entonces exagerado decir que entre un individuo y el comerciante se han establecido vínculos  materiales y espirituales, relación inconsciente o simulada de  ideas económicas, políticas, religiosas y hasta sociales, y que una operación de venta, aunque sea la de un paquete de agujas, salvo perentoria necesidad, eslabona en sí más dificultades que la solución del binomio de Newton.
Pero ¡si fuera esto solo!
Además, hay que aprender a dominarse, para soportar todas las insolencias de los burgueses menores.
Por lo general, los comerciantes son necios astutos, individuos de baja extracción, y que se han enriquecido a fuerza de sacrificios penosísimos, de hurtos que no puede penar la ley, de adulteraciones que nadie descubre o todos toleran.
El hábito de la mentira arraiga en esta canalla acostumbrada al manejo de grandes o pequeños capitales y ennoblecidos por los créditos que les conceden una patente de honorabilidad y tienen por eso espíritu de militares, es decir, habituados a tutear despectivamente a sus inferiores, así lo hacen con los extraños que tienen necesidad de aproximarse a ellos para poder medrar.
¡Ah!, y cómo hieren los gestos despóticos de esos tahúres enriquecidos, que inexorables tras las mirillas del escritorio anotan sus ganancias; cómo crispan en ímpetus asesinos esas jetas innobles que responden:
-Déjese de joder, hombre, que nosotros compramos a casas principales.
Sin embargo, se tolera, y se sonríe y se saluda… porque <<así es la vida>>.

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Texto extraído del libro: El juguete rabioso (1926)
Autor: Roberto Arlt