sábado, 17 de marzo de 2018

Cuentos de película - Cortázar

Jofaina.

No es que yo desprecie a la gente, pero me miraba con aire idiota.

La gente no es mala, y muchas desantenciones se cometen porque no se está en lo que se hace; igual ocurre en el autobús, en los almacenes y en las oficinas.

-Oh, no, señor. Debo haber bostezado, un momento antes de que usted entrara. Estoy un poco cansada, y la luz en el cuarto de... en el otro cuarto, no era muy buena. Cuando una bosteza...
-... le lloran los ojos -dijo él.

-Con usted es un placer, madame Francinet -decía-. Por suerte no es joven, con usted se puede ser amigo... No hay más que mirarla para ver que es buena, como una tía de provincia, alguien que uno puede mimar, y que lo puede mimar a uno, pero sin peligro, sin peligro...

Uno cree que es lunes y ya estamos a jueves.

Nunca se sabrá cómo hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada.
Si se pudiera decir: yo vieron subir la luna, o: nos me duele el fondo de los ojos, y sobre todo así: tú la mujer rubia eran las nubes que siguen corriendo delante de mis tus sus nuestros vuestros sus rostros.

con ese aire de doblemente quietas que tienen las cosas móviles cuando no se mueven.

Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños, pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros.

en una petulante negativa mezclada con el arte de fatigar y desconcertar tanta inocencia lastimada.

...Yo creo que la música ayuda siempre a comprender un poco ese asunto. Bueno, no a comprender porque la verdad es que no comprendo nada. Lo único que hago es darme cuenta de que hay algo. Como esos sueños, no es cierto, en que empiezas a sospecharte que todo se va a echar a perder, y tienes un poco de miedo por adelantado; pero al mismo tiempo no estás nada seguro, y a lo mejor todo se da vuelta como un panqueque y de repente estás acostado con una chica preciosa y todo es divinamente perfecto.

-No hay nada aquí dentro, Bruno, lo que se dice nada. Esto no piensa ni entiende nada. Nunca me ha hecho falta, para decirte la verdad. Yo empiezo a entender de los ojos para abajo, y cuanto más abajo mejor entiendo. Pero no es realmente entender, en eso estoy de acuerdo.

Cuando no se está demasiado seguro de nada, lo mejor es crearse deberes a manera de flotadores.


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Fragmentos del libro "Cuentos de películas" de Julio Cortázar. Comprende los siguientes cuentos:

-Los buenos servicios.

-Las babas del diablo.

-El perseguidor.

-La autopista del sur.


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